No es ningún secreto que el ejercicio influye en la apariencia física. Cuando entrenas, los músculos crecen, quemas grasa y tu cuerpo se tonifica y se define. Pero, ¿sabías que no solo cambia el cuerpo, sino también la mente? Sigue leyendo para descubrir más sobre la relación entre el entrenamiento y la fuerza mental y por qué los Atletas tienen una agudeza y energía mental como ningún otro.
Estás más centrado
Entrenar estimula el flujo sanguíneo y aumenta más la circulación que cuando estás descansando. No solo los músculos se benefician del aumento de circulación sanguínea en el cuerpo, sino que también el cerebro dispone de más oxígeno y hace que te sientas más despierto y centrado. Hay estudios que han demostrado que se pueden transportar mejor determinadas substancias bio-químicas con este aumento del flujo sanguíneo, que mejora la eficiencia del cerebro. Los efectos del entrenamiento a largo plazo pueden conllevar incluso la formación de nuevas sinapsis y la consolidación de ya existentes conexiones cerebrales. Esto significa que el entrenamiento regular puede mejorar tu concentración en general e incluso puede influir en tu eficiencia, productividad y creatividad. Así que recuerda esto: la próxima vez que te sientas estancado con una tarea que requiere mucho trabajo mental, lo mejor es que te pongas las zapatillas de correr y que tu cuerpo y mente se muevan más rápido.
Estás más motivado
Perseverancia. Valor. Fuerza de voluntad. Llámalo como quieras, cuando te aferres a tus planes y objetivos, los conseguirás. El compromiso es el motor más importante para conseguir tus metas. Añade entrenamiento constante y ejercicio y lo imposible será posible. El progreso alimenta tu persistencia y se convierte en el motivador natural para continuar desafiando tus dudas iniciales. Cada vez eres más ambicioso y confías en tus capacidades. ¿Cómo se activa esto con el rendimiento físico? Incluso pequeñas victorias pueden ayudar a convencer a tu mente de que todo es posible. Esto se extiende de manera inconsciente a tu vida profesional o privada, donde también te beneficiarás de esta persistencia y confianza en ti mismo que has desarrollado durante el entrenamiento. Ya te has sorprendido a ti mismo una vez con tu progreso. ¿Por qué no una y otra vez?
Te haces más seguro
¿Te ponías nervioso a la hora de hablar delante de gente? ¿Tenías miedo de lo desconocido o de las situaciones desconocidas y te sentías inseguro sobre tus capacidades para afrontar determinadas tareas? Con entrenamiento constante, esto hace que sea menos probable. A medida que estás más cerca para conseguir tu cuerpo de ensueño y estás más seguro con tu apariencia física, también aprendes a lidiar mejor con el estrés, la ansiedad o incluso la depresión. ¿Cómo? Al hacer deporte tu cuerpo produce más endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad, que pueden levantar tu estado de ánimo, fortalecer el sistema inmune y reducir nuestra sensación de estrés. Hay estudios que han demostrado que la gente que hace ejercicio con regularidad tiende a tener más éxito que aquellos que no lo hacen. No necesariamente porque sean más inteligentes o tengan más talento. A menudo, simplemente porque están más seguros de tomar riesgos, son más ambiciosos, disciplinados, mentalmente fuertes y están dispuestos a trabajar duro por sus objetivos. Podría valer la pena intentarlo, ¿no te parece?
Tu fuerza mental es como un músculo: entrénala
Al final, la fortaleza mental se parece mucho a un músculo: crece cuando la entrenas y se encoje si no lo haces. Si nunca te esfuerzas y, en cambio, permaneces siempre en la zona de confort, nada cambiará y tú estarás exactamente igual que ayer. Elige sobrepasar este límite. A menudo, es tu mente, no tu cuerpo, quien te está diciendo que no puedes hacer algo. Demuestra que es erróneo y aumenta tanto tu fuerza física como tu fuerza mental.