Dicen que las parejas que entrenan juntas, permanecen juntas. Y esto es lo que les pasó sin duda alguna a Dani y Roy. ¿Qué mejor compañero de entrenamiento que tu media naranja? Alguien en quien puedas confiar. Que te acompañará hasta el final. Cada uno sabe qué motiva al otro, y siempre está cerca para recordarte tu objetivo, por si se te olvida. Esta es la historia de Dani y Roy con Freeletics.
Hola, me llamo Roy, tengo 20 años y soy de la hermosa región alemana de Baviera. Mi novia Dani y yo hemos alcanzado hace poco nuestro mayor objetivo con Freeletics. Yo fui el que descubrió Freeletics. Vi en Facebook una publicación de alguien que parecía estar ya muy en forma, pero que escribía sobre lo agotado que estaba después de un workout de Freeletics. Ni siquiera conocía a esa persona y ya estaba intrigado… Quería saber cuál era ese deporte tan especial. Después de investigar un poco, di con los vídeos de transformación de Levent, Arne y Heiko. Solo recuerdo que me quedé atónito. Estaba impresionado de ver lo que podía conseguirse en tan poco tiempo. No sé cómo, pero me di cuenta inmediatamente de que Freeletics era ideal para mí.
Una vez que me había decidido a empezar, era hora de convencer a mi novia. Sabía que sería mucho más efectivo si lo hacíamos juntos. Podríamos apoyarnos el uno al otro porque sabíamos exactamente por lo que estaba pasando cada uno.
Dani, mi novia, siempre había hecho deporte desde niña, pero lo dejó a un lado por los estudios y la rutina diaria. Con el tiempo cada vez estaba más descontenta con su figura, y empezó a perder seguridad en su aspecto personal. Intentó volver a bailar, pero el trabajo y los estudios no se lo permitieron, y volvió a dejarlo.
Le enseñé todos los videos de transformación de Freeletics para que lo conociera. Quedó impresionada, claro, pero no lo suficiente como para empezar. Pero todo cambió tras verme entrenar después de varios días.
¡Nuestras primeras sesiones de entrenamiento juntos fueron todo un infierno! El dolor muscular era tan horrible al día siguiente, que apenas podíamos movernos. El primer workout de Dani fue Dione. Luchó muchísimo, incluso estuvo a punto de llorar. Cuando terminó, me puse súper orgulloso, y ella tenía incluso una gran sonrisa en la cara.
Seguimos semana tras semana. Nos volvimos mejores. Más rápidos. Los workouts se volvían más fáciles y empezábamos a disfrutarlo de verdad. Dani comenzó a perder peso, y yo a muscularme. Era increíble lo rápido que estábamos progresando, y ninguno de los dos se lo llegaba a creer.
Lo mejor de todo fue que nuestro estilo de vida se volvió mucho más sano. Y fue tan efectivo porque lo hacíamos todo en equipo. Ambos dejamos de fumar y mejoramos nuestra dieta.
Después de la décima semana me sentía tan en forma que me atreví a hacer los ejercicios en grupos de mil. Incluso logré mi objetivo de superar el tiempo de 1.20.35 de Alex Villena haciendo 1.000 Burpees. Después de dos intentos, lo conseguí en 1.12.14… No podía creer lo que acababa de hacer. Y eso me motivó aun más a marcarme objetivos aun más grandes.
Al principio Freeletics era un programa de entrenamiento para los dos. Pero con el tiempo se convirtió en nuestra mayor pasión en la vida. Claro que hay días en los que preferiríamos quedarnos en el sofá todo el día, pero, al ser pareja, sabemos cómo motivarnos el uno al otro. Dani suele molestarme hasta que cedo y hago el workout. Y eso es bueno. Y lo más importante es que siempre somos sinceros y, si el otro no hace el ejercicio bien, lo decimos.
Nuestro primer año con Freeletics fue impresionante. En un año juntos, superamos 1.350 workouts, 45.500 Burpees, 47.000 Squats, 42.000 Situps, 28.000 Pushups y, además, estamos oficialmente más en forma que nunca jamás. Dani perdió 9 kilos en total, y ahora le encanta su nuevo cuerpo y su aspecto. Yo también conseguí ganar 7 kilos de músculo.
Lo mejor es que pudimos hacerlo juntos. Cuando a Dani le costaba, yo le ayudaba a continuar. Cuando yo me desmotivaba, ella me obligaba a levantarme del sofá y a dejar la pereza. Cocinábamos juntos y no teníamos “tentaciones” en casa. Eso es lo que nos ayudó a mantenernos concentrados y mucho menos propensos a perder de vista el objetivo que teníamos por delante.
En general, Freeletics fue una de las mejores decisiones que jamás hemos tomado en nuestras vidas. Por fin nos sentimos cómodos en nuestro cuerpo, además de que estamos mucho más sanos y felices. ¡Gracias, Dani!
Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado. La próxima vez que busques a un compañero de entrenamiento, busca en casa. Tener a alguien tan cerca de ti que pueda ayudarte en cada paso del camino supone una diferencia abismal. Recluta a tu media naranja y acepta el desafío en pareja. Lo conseguirás en equipo. ¡Seguro!