Mina siempre había sido una persona activa, pero nunca había obtenido los resultados que esperaba. Y no se trataba solamente de lo físico, sino que también se sentía desmotivada e insatisfecha en otros aspectos de su vida. Cuando le surgió la oportunidad de entrenar con un grupo de Freeletics, Mina pensó que eso era justo lo que necesitaba para retomar lo que había abandonado. Esta es su historia.
Antes de Freeletics, no estaba contenta conmigo misma y no sabía por qué.
Cuando empecé a entrenar con Freeletics, no me sentía satisfecha ni física ni mentalmente. Era como si tuviera algo que me bloqueaba la mente, no podía pensar claramente y no me sentía yo misma. Sabía que podía ser diferente, que tenía el potencial para cambiar y ser lo suficientemente fuerte para enfrentarme a desafíos con decisión, pero no sabía cómo conseguirlo.
Solía entrenar un poco con Freeletics, pero no era parte de mi rutina. No utilizaba el Coach correctamente y no hacía nada para mejorar mi alimentación. También iba al gimnasio, pero no tenía un plan de entrenamiento preciso y nunca me fijaba objetivos. Es por eso que no me esforzaba y realmente no progresaba.
Quería adquirir la disciplina necesaria para afrontar los desafíos con decisión.
Sabía que si seguía un plan de entrenamiento adecuado tendría la capacidad de deshacer los nudos que me bloqueaban la mente. Pensé que me daría la fuerza necesaria para enfrentarme a las cosas y para organizar mi vida y mis pensamientos. No me sentía fuerte mentalmente y esto estaba afectando mi autoconfianza. Entrenar con Freeletics parecía ser lo que necesitaba para cambiar todo esto.
Prestar atención a mi alimentación marcó la diferencia.
A lo largo de mi trayectoria, seguí tanto al Coach de entrenamiento como al Coach de nutrición. Lo que realmente marcó la diferencia fue prestar atención a mi alimentación. Siempre he comido bastante sano y ya había reducido el consumo de azúcar y de hidratos de carbono, pero esta vez me centré especialmente en medir el tamaño de las porciones. El verdadero momento de iluminación para mí fue cuando me di cuenta de que mi cuerpo no necesitaba tanta comida como pensaba para funcionar. Pude reducir a la mitad los tamaños de las porciones y seguía sintiéndome satisfecha. Aprendí a confiar en el Coach de nutrición y en poco tiempo pude ver las diferencias. Creo que eso es lo que realmente ha hecho que mi transformación sea un éxito.
Hubo momentos en los que me sentí desmotivada porque no veía ninguna mejora, pero cuando alcanzaba las metas, era una sensación increíble.
Llevar a cabo una rutina de entrenamiento regular fue difícil. Nunca había entrenado por la mañana, por lo que cambiar mi rutina diaria fue un verdadero desafío, pero me acostumbré pronto. Tuve de vez en cuando algún contratiempo y me preguntaba por qué aún no podía realizar algunos ejercicios y por qué la gente con la que entrenaba parecía estar progresando más que yo. Pero también tuve grandes momentos de superación, como cuando realicé por primera vez veinte Pushups con una técnica perfecta y 25 Burpees seguidos. Ahí fue cuando me di cuenta de que estaba progresando y mejorando.
Pasar por las mismas dificultades junto con otras personas me ayudó a seguir.
Entrenar con otras personas fue una de las grandes razones por las que conseguí superar los días más difíciles. Nos motivábamos los unos a los otros en cada etapa de la trayectoria. Independientemente de nuestros objetivos y desafíos, vivimos esta experiencia juntos. Entrenar en grupo hizo que realmente disfrutara del entrenamiento. Levantarme temprano para entrenar en grupo pronto dejó de ser una obligación y empezó a ser algo que esperaba con muchas ganas. Cuando sabes que otras personas cuentan contigo para entrenar, no quieres decepcionarlas ni dejarlas solas.
Me volví una persona más positiva y empecé a pensar con más claridad.
Después de algunas semanas de entrenamiento, el nudo que bloqueaba mi mente empezó a deshacerse. Me sentí más preparada para enfrentarme a los desafíos, pude afrontar con más facilidad los problemas, sin pensar en huir de ellos. Varios meses después, me sentí más fuerte que nunca, tanto mental como físicamente. Volví a ser yo misma.
Sigo entrenando regularmente con Freeletics y forma parte de mi rutina diaria. He aceptado que es un proceso continuo y duradero, y que no tiene un punto final. No se trata solo de una transformación física; para mí, esto fue solo un efecto secundario de una transformación mental mucho más significativa que ha cambiado totalmente mi manera de ver la vida.
Siento que ahora soy capaz de hacer cualquier cosa.
Freeletics me enseñó que podemos hacer muchas más cosas de las que creemos. Sabiendo lo que he conseguido, diría que nada está fuera de mi alcance. Acabo de inscribirme en mi primera carrera de 10k y después quiero correr mi primera carrera de obstáculos. Luego de eso, ¡quién sabe! Ahora me entusiasma probar cosas nuevas porque sé que puedo hacerlas.