¿Quieres ganar musculatura por fin? Sigue leyendo cómo Julian superó sus dudas, ganó más de 7 kilos con el Coach de Freeletics Gym en solo 4 meses y cambió de vida para siempre.
Nada es imposible. Ser consciente de esto es lo más importante que he aprendido durante las últimas 18 semanas. Siempre he pensado que un cuerpo musculoso es un privilegio reservado solo para unos cuantos. Pero también que yo nunca lo lograría porque me era imposible físicamente, daba igual cuanto me esforzara. Ahora sé que no tenía razón. Que puedo conseguir lo que quiera, siempre y cuando esté dispuesto a hacer todo lo que esté en mi poder.
La mirada de admiración al ver a otros y pensar “¡Wow! ¡Es impresionante lo que el ha conseguido”, junto con pensamientos como “eso no lo consigo yo en la vida”, “nunca podré llegar tan lejos” o “nunca tendré ese cuerpo”, es algo que me resulta muy conocido. La inseguridad en uno mismo es una característica que no puede ser más humana, pero, para mí también es una de las más peligrosas, ya que ataca nuestro punto más vulnerable: la confianza en nosotros mismos.
Al convencernos de que no podemos conseguir algo, prácticamente estamos dirigiendo nuestra propia energía en la dirección equivocada. Parece lógico suponer que no vamos a poder alcanzar nuestros objetivos o deseos con esta manera de pensar.
Nuestra fuerza de voluntad y la confianza en nosotros mismos son, probablemente, dos de las herramientas más importantes que tiene el ser humano. Utilizarlas correctamente es la clave para todo, ¡y eso es algo que he aprendido en las últimas semanas!
Claro que aún no sabía lo que me esperaba cuando mi hermano gemelo Marian y yo nos propusimos entrenar los siguientes 4 meses con el Coach de Freeletics Gym, la nueva app de Freeletics. Pero el objetivo de por fin volver a hacer más deporte, o incluso, ponerme más fuerte, no sonaba nada mal.
Las primeras semanas fueron extremadamente duras y como usualmente, tenía grandes dudas. En los últimos años había estado inscrito durante mucho tiempo en el gimnasio. Aunque, nunca con grandes éxitos. El entrenamiento con Freeletics Gym era algo completamente nuevo para mí: únicamente barra con pesas y ningún aparato. Movimientos funcionales y complejos como los Squats y Deadlifts, a los cuales primero me tenía que acostumbrar. Al principio, nos tuvimos que concentrar en aprender a ejecutar los ejercicios correctamente, así como en encontrar el peso adecuado. Iba al gimnasio cuatro veces por semana, aunque después del trabajo solo me quedaran ganas de echarme en el sofá, y cada día se me ocurrieran buenas razones por las que no podía ir a entrenar. No sé cuántas veces me pregunté “¿para qué hago esto en realidad?” o “¿de verdad quiero hacer esto?”. Porque, por experiencia propia, ya sabía que mi cuerpo no iba a cambiar de todas formas.
Sin embargo, acepté el reto, sobre todo porque mi hermano Marian también lo iba a probar y queríamos hacerlo juntos. Tras las primeras semanas me puse más fuerte, los ejercicios empezaron a gustarme más y llevaba mejor la rutina de entrenamiento. Pero, ¿notaba cambios en el cuerpo? Para nada. Las dudas cada vez eran mayores. Me estaba pasando justo lo que había esperado, lo que ya conocía de mi experiencia en el gimnasio. Marian enfermó, y ya no pudimos entrenar juntos. Pero decidí no dejarlo, y decidí concentrarme más en mi cuerpo. Y es que me gustaba entrenar, aumentar el peso, mejorar la técnica y volverme más rápido. Seguir adelante sin más y desconectar la mente me aportó bastante. Las dudas sobre si iba a poder lograrlo de verdad iban disminuyendo, a la vez que aumentaba mi motivación de seguir para ver qué éxitos podía cosechar. Empecé a ver las cosas de otra forma y, de pronto, me di cuenta ¡de que mi cuerpo también estaba cambiando!
Al disfrutar del entrenamiento y dedicar un par de veces por semana a mí y a mis objetivos, no solo llegue al límite mentalmente, sino también físicamente. Después de entrenar me quedaba con una sensación estupenda por saber que lo había dado todo. Y, en algún momento, empezó también el cambio físico: los músculos cada vez eran más fuertes y grandes, mi cuerpo estaba más corpulento y, por primera vez en mi vida, ¡estaba más ancho! Al principio no creía lo que veía en el espejo. Un par de meses antes, al ver a otros, pensaba “¡wow! ¡Es impresionante lo que ha conseguido!”, y sabía que yo nunca lo conseguiría. ¡Y ahora, de pronto, la gente también lo pensaba de mí! Wow. Eso me motivó aun más para seguirme esforzando y demostrarle a todos lo que es posible si se cree en uno mismo.
Ahora, independientemente de mi cambio físico, lo más importante para mí es que logrado alcanzar mi objetivo. Ahora sé que puedo conseguir lo que quiera siempre que esté listo a darlo todo. Me he demostrado a mí mismo que puedo conseguir algo que llevaba mucho tiempo pensando que jamás podría lograr. Saber esto me motiva para ponerme nuevos objetivos. Y es que sé que solo tengo que esforzarme para conseguirlos. ¡Con mucho trabajo, convicción y confianza en mí mismo!
Sé lo que es estar demasiado delgado toda la vida. Sentirse desesperado y, en algún momento, rendirse. También sé lo que es ir al gimnasio y no hacer ningún progreso. Pero ahora he aprendido que el plan de entrenamiento adecuado y la fuerza de voluntad para seguir adelante es lo necesario para lograr un cambio. ¡Solo hay que saber cómo! Me gustaría presentar este programa a todos los que están como yo. No te rindas ante el pensamiento demoledor de no ser capaz de hacer algo: saca fuerzas de flaqueza, sigue el objetivo y dalo todo. En solo un par de meses te sentirás como yo: ¡simplemente genial!
Puedo. Tengo el potencial. Lo haré.