¿Te preguntas por qué es tan difícil perder peso o cambiar los hábitos alimenticios? El primer paso para conseguirlo es fijar un objetivo. Sin embargo, no el último. Si has trabajado alguna vez para alcanzar un objetivo, sabrás que la intención de conseguir no es suficiente cuando se trata de convertir planes en acciones. Lleva su tiempo, hay que tener paciencia y una estrategia efectiva para permanecer en el camino. Lee más para descubrir el poderoso método que has podido echar en falta.
En primer lugar, ¿por qué fallamos?
La motivación intrínseca y el compromiso interior son la base que necesitas para alcanzar con éxito un objetivo. Sin embargo, no es suficiente. De hecho, en la mayoría de los casos las personas no alcanzan sus objetivos a pesar de sus buenas intenciones. Esto se debe a que simplemente fallan al ponerlas en práctica. La razón más común es que hay que superar muchos retos y hacer esfuerzos extras. Puede que hayas vivido esto tú mismo: aunque querías realmente ponerte en forma y entrenar más a menudo, has tenido que enfrentarte a problemas aplicando tu plan. El clima, el trabajo, la familia, la falta de tiempo y la vida social son tan solo algunos de los obstáculos que se interponen en tu camino.
Cómo una estrategia de planificación efectiva puede ayudar a conseguir objetivos
La psicología de motivación ha estudiado cómo fijar intenciones de objetivos puede llevar a tomar acción, y realmente a conseguir dichos objetivos. Se ha descubierto una estrategia efectiva, llamada “plan si-entonces”, también conocido como las intenciones de implementación. Ahora, ¿qué significa esto? Es un plan de estrategia que te permite alcanzar tus objetivos modificando tu comportamiento. ¿Cómo funciona? Además de formular tu intención de objetivo (“¡Quiero conseguir X!”), también necesitas especificar cuándo, dónde y cómo quieres comportarte para conseguir este objetivo: “¡Si Y sucede, haré Z!”. Ten en cuenta que Y puede ser un momento y un lugar específico, ej. Lunes a las 8 am, o una situación o un evento particular, como llegar a casa. Z es, entonces, el comportamiento orientado hacia el objetivo que llevas a cabo cuando Y suceda. Quédate con nosotros.
¿Cómo debería formular mis intenciones de implementación?
Sé honesto contigo mismo: ¿qué situaciones te distraen de tu objetivo? ¿Qué cosas te hacen débil? ¿Cuándo empiezas a ponerte excusas? Presta atención a estas situaciones y decide conscientemente cambiar tu comportamiento cuando se presentan estas situaciones. La visualización de tu objetivo puede hacerlo más fácil para ti para identificar estas situaciones. Por ejemplo, tu objetivo es perder peso. Sigues poniendo excusas para no entrenar. Tampoco puedes contenerte cuando tienes comida delante de ti. Tus intenciones de implementación podrían ser algo parecido a:
- “Cuando me despierto, me pondré de inmediato mis zapatillas de correr antes de hacer nada más y saldré a correr.”
- “Cuando termino de trabajar a las 6 pm, iré directamente al gimnasio durante una hora.”
- “Cuando vaya a cenar con mis amigos esta noche, pediré algo sin carbohidratos.”
- “Cuando llegue a casa, subiré por las escaleras en vez de tomar el ascensor.”
- “Cuando tenga ganas de tomarme un snack por la tarde, comeré una manzana en vez de mi magdalena de todos los días.”
¿Por qué funcionan las intenciones de implementación?
Hay estudios que muestran una mayor tasa de éxito de objetivos que se realizaron con intenciones de implementación planificadas que aquellas que se llevaron a cabo sin ningún plan. ¿Por qué es así? Según los científicos: al seguir el razonamiento de “sí-entonces”, una situación específica se convierte en parte de un plan concreto. Al añadir especificaciones como “cuándo”, “dónde” y “cómo” a tu plan, esto conduce a una mejor percepción, atención y memoria en relación con la respectiva situación. Sin aplicar mucho esfuerzo consciente, el comportamiento dirigido a un objetivo que se ha definido antes, se realizará automáticamente. Esta delegación de control de comportamiento hacia determinados indicios y estímulos situacionales en el ambiente es lo que facilita la iniciación de acciones específicas, ya que básicamente libera de dudas y estimaciones a quien toma la decisión. En otras palabras: ya has decidido cómo comportarte incluso antes de enfrentarte a la situación donde realmente tienes que decidir. A veces merece la pena superarse a sí mismo.
Desarrollar un hábito lleva su tiempo. Así que no seas demasiado entusiasta con tus planes “Si-entonces”. Empieza poco a poco y descubre lo fácil que es burlar a tu ser más débil. Luego gradualmente formula más y más intenciones de implementación. El resultado final: empiezas a considerar cualquier tipo de situación como una oportunidad para lograr tus objetivos. Utiliza los fallos para seguir con tu logro de objetivos para perfeccionar tus intenciones de implementación. ¿Has perdido tal vez alguna situación específica que requiera un plan “si-entonces” para ajustarla a tu objetivo? No te preocupes. No dejes que estos fracasos te arrastren. Mantente por encima de todo eso y recuerda todas las cosas que has sido capaz de cambiar. Esto te dará la confianza que con cada nuevo hábito que introduces en tu vida, estarás a un paso más cerca de tu objetivo.