¿Te has dado cuenta de que tu compromiso con el entrenamiento no es el mismo que el que tienen amigos tuyos o gente cercana a ti del sexo opuesto? Aunque la fuerza de voluntad depende más de la personalidad y del entorno social, que del género de las personas, hay algunos puntos que se deben considerar cuando se compara la disposición de los hombres y de las mujeres al comprometerse con una rutina de ejercicios.
Conectividad contra competencia
Si comparamos cuántos hombres y cuántas mujeres entrenan por su cuenta en el gimnasio, es muy probable que salga un porcentaje más alto de hombres. Sin embargo, si asomas la cabeza en casi cualquier clase de fitness, no importa si es kickboxing o yoga, verás que la mayoría de las personas motivadas en la clase son mujeres. ¿Por qué? Un planteamiento muy interesante para aclarar esta cuestión es la diferencia que existe entre los cerebros masculinos y los cerebros femeninos. Los cerebros masculinos y femeninos son diferentes desde el nacimiento, y en la forma de manejar sus impulsos, sus valores y su realidad. Aunque vivimos en el siglo XXI, habitamos en cuerpos diseñados para vivir en la naturaleza y por lo tanto nuestros instintos biológicos están todavía conectados para protegerse. Mientras que el cerebro masculino está influenciado por la testosterona, generando más interés en la competición y en el poder a medida que envejece, los cerebros de las mujeres reciben estrógeno y están diseñados para conectarse y comunicarse. Por esa razón las mujeres tienden a comprometerse más con los deportes si esto involucra asistir a una clase de fitness con amigos.
Este deseo femenino de conectar también hay que tenerlo en cuenta cuando hablamos de la voluntad y del modelo de Rubicón de fases de acción. Aunque a menudo hablamos de motivación, la voluntad es realmente el poder que te lleva a tomar decisiones. Si comparas la motivación con un motor, la voluntad es el combustible que lo hace funcionar. El modelo de Rubicón define fronteras claras entre las fases de motivación y de acción. Este modelo resalta que un individuo necesita mucha más voluntad cuando tiene que trabajar contra las alteraciones externas que le podrían hacerse cuestionar su objetivo y también preguntarse si merece la pena todo el trabajo duro para lograrlo. Una alteración externa común es la interacción social. A menudo, si quieres conseguir un objetivo en tu forma física como perder peso o mejorar el rendimiento, tienes que estar dispuesto a sacrificar esa cena semanal y esas bebidas con amigos por un periodo de tiempo. Dada la influencia de la testosterona, es posible que sea más fácil para los hombres ignorar tal distracción y poder centrarse en el objetivo que para las mujeres. Y en realidad, se ha demostrado que la testosterona disminuye la conversación así como el interés en socializarse – excepto en algunas circunstancias, por ejemplo, en el deporte. Sin embargo, aunque la capacidad de establecer vínculos cercanos se ha utilizado con el objetivo de protegerse en el pasado (o al menos esto es lo que nos han dicho), probablemente sería más difícil para las mujeres debido a esta parte conectiva de su cerebro. Afortunadamente, las mujeres de hoy en día están encontrando maneras de trabajar en ello. Por ejemplo, el entrenamiento de Freeletics en un grupo significa que las mujeres no tienen que elegir necesariamente. Los cócteles del viernes por la noche se han convertido en carreras en grupo los sábados por la mañana y este aspecto de socialización es lo que sigue haciendo que muchas vuelvan para obtener más.
Multitarea: ¿es una ventaja o una desventaja competitiva?
Siempre se ha creído que las mujeres realizan mucho mejor la multitarea que los hombres. Aunque esta capacidad es extremadamente útil para las mujeres de hoy en día, que hacen malabares para sacar adelante el trabajo, la vida en familia, el deporte y otras aficiones, puede hacer que desgaste su auto-control. El problema aquí no se trata de una falta de voluntad o de objetivos. Es más bien tener demasiados objetivos y decisiones. A menudo, estos objetivos chocan, haciendo que la persona se preocupe más y haga menos. Da igual que seas un hombre o una mujer, nuestro consejo es: no te estreses, no te preocupes y recuerda… planear y priorizar lo es todo. Siempre habrá obstáculos que se interpongan en tu camino, así que ten un plan B para combatirlos. Tu salud y tu forma física no deben ser los últimos de tu lista de tareas.
Puede que no podamos cambiar nuestro género o los instintos biológicos, pero al entender lo que nos hace pensar y actuar de la manera que lo hacemos, podemos dirigir nuestra actitud en la dirección que queremos que vaya y utilizar algunas fortalezas y debilidades a nuestro favor. Recuerda, el género no es una “limitación”, porque no hay tal cosa.