La mayoría de nosotros sabemos que el consumo excesivo de sal es malo, pero ¿cuánto es demasiado? ¿Cuál es la diferencia entre sal y sodio? Y, ¿por qué la sal es necesaria en nuestra dieta? La experta en nutrición Leanne Edermaniger está aquí para darnos las respuestas.
¿Qué es la sal?
La sal que añadimos a nuestros alimentos es un mineral que también se conoce como cloruro de sodio (NaCl) y es uno de los componentes principales del agua de mar. Aunque el exceso de sal en nuestra dieta podría ser peligroso, el sodio es una necesidad absoluta de nuestro cuerpo y nuestro cerebro.
¿Qué es el sodio y por qué lo necesitamos?
Alrededor del 40% de la sal de mesa se compone de sodio. El sodio es un mineral natural y un electrolito presente en la totalidad de nuestros fluidos corporales, incluida la sangre. Los sistemas nervioso y cardiovascular, en particular, necesitan del sodio para funcionar de manera efectiva.
El sodio es un electrolito presente en la sangre que ayuda a conducir los impulsos eléctricos a través del cuerpo. Los electrolitos como el sodio también regulan el equilibrio hídrico del cuerpo y asisten en la contracción y relajación muscular. Los cambios en la tonicidad (la concentración relativa de solutos disueltos) de las células pueden provocar deshidratación, calambres musculares, así como alteraciones en el funcionamiento de las células cerebrales.
¿Por qué debemos limitar nuestra ingesta de sal?
Las normas nutricionales establecen que los adultos no deben consumir más de 6 gramos de sal o 2,4 gramos de sodio al día. Una dieta con alto contenido de sal puede generar problemas cardiacos y de hipertensión. Cuando se consume demasiada sal, los riñones trabajan a marchas forzadas para eliminar el exceso de sodio y el cuerpo debe almacenar agua adicional, lo que aumenta la presión arterial.
Aunque el sodio desempeña un papel importante en nuestra dieta, su consumo debe controlarse para asegurar que nuestro equilibrio hídrico se mantenga estable. La mayoría de los alimentos envasados ahora tienen etiquetas con la información nutricional, en las que se incluye muchas veces el contenido de sal. Algunos alimentos especifican, en cambio, la cantidad de sodio. Si este es el caso, puedes convertir este dato multiplicando el nivel de sodio por 2,5. Por ejemplo, 1 g de sodio cada 100 g equivale a 2,5 g de sal cada 100 g. Entre los alimentos con alto contenido de sal están las carnes procesadas, el queso, las aceitunas, las anchoas, el pescado salado, el maní (cacahuete) y la salsa de soja. Otros quizás menos obvios son el pan, la pizza, las sopas, los alimentos precocinados, incluidas las salsas para pasta, y los condimentos.
Estar pendiente de la información nutricional es una forma de reducir tu ingesta de sal, aunque también existen otras alternativas.
Come sano
El simple hecho de reducir el número de veces que comes fuera de casa así como la cantidad de alimentos precocinados que consumes te ayudará a disminuir tu ingesta de sal. Preparar tus propias comidas desde cero, usando ingredientes frescos, es mucho más saludable y te permitirá vigilar cuánta sal llega a tu comida.
Investiga si hay antecedentes de hipertensión en tu familia
¿Algún miembro de tu familia padece de presión arterial alta? Si este es el caso, la hipertensión puede formar parte de tu genética. Aunque ahora te encuentres saludable y en forma, puede que tengas una presión arterial alta simplemente porque está en tus genes. De ser así, debes controlar tu presión regularmente y reducir tu ingesta de sal.
Recapitulemos:
El sodio es un electrolito fundamental que el cuerpo necesita para regular su equilibrio hídrico. No obstante, es importante estar al tanto de la cantidad que consumes.