En Navidad es fácil olvidarse de lo importante. Dedicamos nuestra atención a los regalos. A las cosas materiales. Pasamos horas, incluso días, buscando el regalo perfecto para los demás, olvidándonos de lo que verdaderamente importa. La vida es demasiado corta como para que no descubras tu potencial. La grandeza está esperando a que la alcances. Así que tómate un breve descanso. Da un paso atrás. Aprecia el mejor regalo de todos. La vida.
Muchos luchan por lograr el éxito material. Pero las posesiones materiales no llevan a la grandeza. Cuando rememores, lo material no será nunca lo que recuerdes de tu vida. Lo que destaca son tus experiencias, tus éxitos y tus esfuerzos. No puedes ponerle un precio a la grandeza, pero puedes decidir que merece la pena alcanzarla. Así que deja de cambiar tu tiempo por dinero. La vida significa mucho más que eso. Concéntrate en ser rico en salud, fuerza, sabiduría, habilidades y personalidad. Y, a cambio, recibirás felicidad.
Aunque la vida nos ponga obstáculos, es un regalo. Un regalo que te haces a ti mismo. Y te mereces convertirlo en el mejor regalo de todos. No lo desaproveches estando descontento o insatisfecho. Nunca lo des por hecho. Aprecia todos y cada uno de los días y haz que cada segundo merezca la pena.
Piensa en las últimas Navidades. Parece que fue ayer, ¿verdad? Eso es porque la vida cada vez pasa más deprisa. Y llega un día en que, sin previo aviso, pasa de largo. Antes de que te des cuenta, un momento se convierte en un recuerdo. Cada minuto que pasas mirando un escaparate, es un minuto perdido. Y, a diferencia de los regalos de Navidad que no nos han gustado, el tiempo es algo que no se puede devolver ni reclamar.
La verdadera fuente de la grandeza no siempre es la riqueza ni las cosas materiales. La grandeza es lo que tú determines. Depende de tu salud. Tu mente. Tu fuerza interior. Tu imaginación y tener fe en tu futuro.
Continúa dándolo todo. Ama cada segundo de tu vida. Apréciala como el mejor regalo que te hayan dado nunca.
Feliz Navidad, Atleta.