Habrá momentos durante tu trayectoria como Atleta en los que se te pondrá a prueba. Puede que sea a través de un workout de los Dioses exigente que no has logrado completar en reiteradas ocasiones, o incluso en una competencia con una gran cantidad de espectadores. Sea cual sea la razón, la presión relacionada con el rendimiento realmente puede representar un desafío para tu fuerza mental. Especialmente cuando eres uno de los mejores guardametas del mundo. El especialista en entrenamiento Christian Soetebier analiza la ciencia.
Los efectos de la presión sobre el rendimiento deportivo
¿Qué sucede cuando estamos bajo presión?
En general, sentirás un cierto grado de emoción o incluso ansiedad. Puede que comiences a sudar o incluso temblar al preguntarte: «¿Y si no puedo hacerlo?». O puede que te motives pensando: «Veamos si puedo superar este desafío».
Existen múltiples factores que determinarán qué tan bien manejas la presión:
- Factores situacionales externos (es decir, espectadores o un premio en metálico)
- Factores situacionales internos (es decir, las expectativas propias y ajenas, la importancia atribuida al desafío)
- Tus rasgos de personalidad (es decir, si tiendes a sentirte ansioso o cohibido, a ser perfeccionista, cuánto le temes al fracaso, etc.)
- Tu estado emocional (es decir, lo que piensas de la situación)
Efectos físicos y psicológicos
Tu entorno, tu personalidad y tu mentalidad determinan cómo reaccionas al estar bajo presión. Básicamente se trata de si logras estar lo suficientemente entusiasmado pero sin ponerte demasiado nervioso. Veamos lo que podría suceder tanto en el extremo positivo del espectro como en el negativo.
En el extremo positivo, si eres capaz de percibir la situación como un desafío gratificante, puede que logres:
- Mantenerte enfocado en la tarea, es decir, ser plenamente consciente de lo que tienes que hacer y de cómo hacerlo
- Bloquear las distracciones, es decir, limitar tu enfoque para que los factores externos no te distraigan
- Sentir una oleada de energía que te estimule, es decir, estar lo suficientemente entusiasmado, pero no demasiado nervioso.
Sin embargo, si te sientes abrumado por la situación, podrías experimentar algunos efectos negativos:
- Dificultad para enfocar tus pensamientos
- Sensación de inquietud o temblor
- Incapacidad para rendir a tu nivel habitual
Entonces, ¿cómo puedes asegurarte de experimentar los efectos positivos en lugar de los negativos?
Cómo mantener la calma bajo presión
Aquí debemos considerar dos perspectivas: tu trayectoria a largo plazo como Atleta y tus acciones en los momentos en los que estás bajo presión.
Con respecto a tu desarrollo a largo plazo como Atleta, debes asegurarte de construir una mentalidad que no sucumba fácilmente a la presión. Si tu vida se centra únicamente en el rendimiento deportivo, la presión será mayor que si tienes varios aspectos en los que concentrarte. Tu trayectoria debe abarcar más que solo entrenar.
Durante el desafío en sí, se podrían dar dos situaciones:
Podrías estar demasiado distraído para rendir al máximo, o demasiado concentrado en qué hacer, y pensar de más en consecuencia. La mayoría de los principiantes se distraen, mientras que los expertos tienden a analizarse en exceso en los momentos decisivos. ¿Qué se puede hacer en estos casos?
Si te distraes demasiado, prueba con una rutina previa al rendimiento (RPR). Se trata de un conjunto de pensamientos y acciones que te ayudarán a concentrarte. Pueden ser pensamientos de autoafirmación («Puedo hacer esto»), palabras clave («Aquí vamos») o una rutina de calentamiento específica que uses siempre antes de los entrenamientos desafiantes.
Si lo que haces es pensar demasiado, adopta otra estrategia: recurre a analogías durante el entrenamiento para reducir la presión y así concentrarte menos en los detalles (es decir, «piernas como resortes» durante los saltos). Otra cosa que puedes probar es escuchar música o contar hacia atrás.
Resumanos:
Muchas cosas pueden salir mal cuando te encuentras bajo presión. Pero también hay muchas cosas que puedes hacer para evitar que eso suceda. Intenta alcanzar el nivel justo de emoción para transformar la ansiedad en anticipación. Conviértete en tu mejor versión, sin importar la dificultad del desafío.