Se suele decir que el entrenamiento y la alimentación son los pilares de un estilo de vida atlético, pero hay un tercer componente que se olvida muy frecuentemente: dormir bien y lo suficiente. Para los Atletas desempeña un papel muy esencial, ya que durante el sueño se lleva a cabo una gran parte de los procesos de regeneración y crecimiento, así como el procesamiento de los estímulos. Aunque no nos damos cuenta, muchos sistemas de nuestro organismo funcionan a pleno rendimiento mientras dormimos.
El sueño también es de extrema importancia para el descanso mental. Seleccionamos, borramos o almacenamos lo aprendido y las experiencias vividas. Procesamos los conflictos y las cuestiones que nos atormentan. Sin embargo, para que tanto el cuerpo como la mente descansen de una forma eficaz, hay tres factores que desempeñan un papel esencial: la regularidad, la duración y la calidad del sueño. Cuanto mejores sean, mejor será el sueño (por no decir más eficiente).
Así que, en esta serie, nos gustaría presentarte más de cerca varios factores básicos del sueño, cómo influyen en tu rendimiento y cómo puedes mejorarlos. El primero es el factor de la regularidad.
Qué hay de cierto en el "reloj biológico"
Al modificarse el nivel hormonal y bajar la temperatura corporal recibimos la señal para quedarnos dormidos o cansarnos. Esto depende, a su vez, de ligeras oscilaciones de nuestras células, comúnmente conocidas como “reloj biológico”. Este determina muchos ciclos y procesos a lo largo de la vida. Por una parte, está programado genéticamente y, por otra, se sincroniza en muchos aspectos con los llamados temporizadores del entorno. Nuestro ritmo de sueño y vigilia es uno de los ejemplos más conocidos de dicha sincronización: las oscilaciones que determinan el ritmo de sueño y vigía se rigen hasta cierto punto por el cambio de la luz del día y la oscuridad.
Este patrón que se conoce como “ritmo circadiano” determina cuándo se deben segregar determinadas hormonas, como, por ejemplo, las hormonas metabólicas y sexuales, las cuales, a primera vista, no parecen tener una relación directa con nuestro ritmo del sueño. Cuanto más nos atengamos a nuestro ritmo circadiano, más equilibrado estará nuestro sistema hormonal y mejor podrá funcionar.
¿Qué sucede cuando el reloj biológico se desequilibra?
Un trastorno de nuestro ritmo de sueño debido, por ejemplo, a cambios extremos, influye gravemente en otros sistemas y se refleja, en dificultades de concentración, en cansancio y en una disminución del rendimiento, además de en muchos otros síntomas. También los estímulos de entrenamiento y los alimentos se procesan con menor eficacia. Por tanto, si, a pesar de una alimentación óptima y un entrenamiento elaborado, el éxito no avanza o no aparece en absoluto, el motivo suele residir en unas costumbres de sueño poco aconsejables.
Pocas personas logran acostarse y levantarse cada día exactamente a la misma hora. Y tampoco es necesario, ya que se verían afectados otros aspectos de la vida, como el trabajo o las relaciones sociales. Solo hay que intentar mantener la hora de acostarse, en la medida de lo posible, sin mayores desequilibrios durante un largo periodo de tiempo. Y es que, cuanto más regularmente nos acostemos y nos levantemos, más eficiente será el cuerpo, ya que sabe de antemano en qué dirección deben activarse qué sistemas, también de día.