El error que comete mucha gente en el deporte, y también en la vida en general, es intentar alcanzar la perfección. ¿Sabes dónde está el error? En que nadie es perfecto. Es una ilusión. Al tener como objetivo la perfección, estableces metas tan poco realistas que se hacen imposibles de alcanzar y con las que nunca te sientes satisfecho.
Así que en lugar de eso, lucha por la excelencia. Excelencia quiere decir destacar. Conseguir ser genial, brillante, eminente. Entonces, ¿en qué se diferencia de la perfección? La diferencia entre la perfección y la excelencia está en que con la excelencia, se aceptan las derrotas y los errores y se aprende de ellos. Mientras que con la perfección nunca se admiten las flaquezas. Todo tiene que ser perfecto siempre.
¿Cómo vas a mejorar si nunca aprendes de tus errores? No mejoras. Nunca vas a ser el mejor en algo la primera vez. Es imposible. Se necesita práctica. Aprender mucho. Recibir consejos de los que tienen más experiencia. No pasa nada por pedir ayuda si la necesitas. Para eso está la comunidad de Freeletics. Solo podrás convertirte en la mejor versión de ti mismo una vez te hayas dado cuenta de ello.
Aplícalo a tu entrenamiento. Sigue estos consejos para perseguir la excelencia, no la perfección:
Recompénsate por el esfuerzo
¿Son importantes los resultados? Pues claro que sí. Pero si solo te centras en ellos y al final no los consigues, sentirás que todo el esfuerzo no ha merecido la pena. En lugar de eso, date una recompensa por él. Por ejemplo, esta vez no has alcanzado una PB, pero has dominado la técnica con una pullup. Bueno, no has conseguido el resultado que querías pero aun así has trabajado duro y mejorado en otro aspecto. Siempre podrás volver atrás la próxima vez para trabajar en ese objetivo.
Céntrate en lo que ya has conseguido
La perfección siempre consiste en pensar en lo que no has hecho lo suficiente. Como si no pudieras o debieras hacer mucho más. Tienes que dejar de centrarte en lo que no has alcanzado. Es una presión constante e innecesaria. En lugar de eso, piensa hasta dónde has llegado. ¿Qué has logrado? ¿Dónde estabas hace 6 meses? Has hecho algo que otros dirían que es imposible. Así que, ¿a quién le importa lo que no has hecho? No hay nada comparado con lo que tienes.
Deja de compararte con otros
Un poco de competición sana con otros atletas libres mientras entrenáis está bien si hace que trabajes más rápido. Pero si empiezas a comparar tus logros o tus objetivos con otros, te sentirás frustrado. No debes pensar que no eres lo suficientemente bueno comparándote con los demás. Porque sí lo eres. Tienes tus objetivos propios y únicos. Tu propia idea de la excelencia. Y has trabajado duro para desarrollarlos. Así que cumple con ellos. No intentes alcanzar los éxitos de otros. Céntrate en ti.
Acepta los errores. Pide ayuda si la necesitas. Céntrate tanto en el proceso como en los resultados. Puede que te cueste más alcanzar tus metas y que otras parezcan que estén aún más lejos. Pero eso no cambia nada. Porque llegará un momento en que las consigas. Y al final, eso es lo que importa.
Queremos saber TU opinión. ¿Qué has aprendido de tus errores? ¿Te permites un margen de error o siempre intentas hacerlo perfecto? Déjanos un comentario abajo.