¿Luchas por entrenar de manera constante? ¿O seguir una alimentación saludable? Es verdad, los buenos hábitos son difíciles de adoptar. Se necesita más que tener el deseo para seguir un hábito. Es necesario tener disciplina, valor y trabajar duro diariamente para mantenerlos donde quieres que estén. Sin embargo, ¿si te decimos que lo más duro de intentar cambiar un hábito en una rutina, dura solo 21 días, y después se convierte en una parte automática de tu vida diaria? Demasiado bueno para ser real, ¿verdad? Bueno… quizás. Existe una gran controversia en torno a la teoría del hábito de 21 días. Algunos insisten en que es un mito, otros argumentan que es la razón de su éxito. Profundicemos un poco más y descubramos más sobre el tema.
La teoría
La teoría del hábito de 21 días fue presentada por primera vez por Maxwell Maltz, un cirujano plástico en 1950. Descubrió que un paciente al que le había realizado una operación de cara, necesitaría 21 días para acostumbrarse a su nuevo aspecto. Al igual que cuando le había amputado la pierna a un paciente, la persona sentiría un miembro fantasma durante 21 días antes de acostumbrarse a la nueva situación. Llegó a la conclusión de que “Estos y muchos otros fenómenos observados comúnmente tienden a mostrar que se requiere de un mínimo de 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y cuaje una nueva”. Se corrió la voz y pronto, la cita se acortó a: “Se tarda 21 días para crear un nuevo hábito”… un término que se pegó.
La verdad
Entonces, ¿es esta teoría exacta y deberías creerla? No podemos decirte que después de trabajar durante 21 días en un hábito, este se incorporará en tu rutina diaria sin tener que preocuparte de nuevo por él. De hecho, un estudio en la Revista Europea de Psicología Social analizó los hábitos de 96 personas durante 12 semanas. Se dice que de media un hábito tarda unos 2 meses para convertirse en una conducta automática, 66 días para ser exactos. Y para algunos puede tardar 8 meses.
¿Deberías ignorarla por completo?
Sí y no. Por un lado, es una buena manera de trabajar duro de forma persistente en algo al principio. Y quien sabe, quizás después de que terminen los 21 días, sigas con el hábito. También es un recordatorio de que los hábitos se convierten en rutinas, no importa lo poco probable que pueda parecer a veces. Sin embargo, no deberías basar todo tu éxito en el día 22. Crear hábitos no es un proceso de todo o nada y está bien echarlo a perder de vez en cuando, siempre que sigas intentándolo. Crear un nuevo hábito depende en lo difícil que sea el hábito, el tipo de persona que seas y también en muchas ocasiones se reduce al entorno y los alrededores.
Aquí te contamos cómo deberías usarla
Comprometerte al menos a trabajar duro durante estos 21 días. El comienzo es normalmente lo más duro así que aferrarse a un hábito durante las 3 primeras semanas podría definir si consigues o no el éxito para el año. Sin embargo, si en el día 22 sigues con la sensación de tener que arrastrarte de la cama, no te preocupes. Y no abandones. Puede llevar más tiempo, pero ese momento pasará de todas maneras. Puedes desperdiciarlo deseando, o hacer que cada segundo cuente trabajando duro. Los hábitos llevan su tiempo y se reducen a los compromisos diarios y al trabajo duro. Vale la pena. Ya lo verás.
¿Quieres saber más sobre la creación de hábitos? Lo tienes todo en el Blog de Freeletics.