Jim Rohn dice: "Trabaja más duro en ti mismo que en tu trabajo". ¿Por qué? Porque "si trabajas duro en tu trabajo, puedes ganarte la vida. Si trabajas duro en ti mismo, puedes ganar una fortuna".
Tan maravillosa y motivadora como suena esta filosofía, esto significa trabajo, mucho trabajo.
Cuando empezamos a trabajar en nosotros mismos, nos puede resultar tan abrumador como buscar oro en el barro con las manos y sin ayuda ninguna. Pero esa no es la única manera de hacerlo. Hay muchos factores que han demostrado ser estupendos puntos de partida para ser más fuertes y mejores a la hora de construir nuestra vida.
1. Trabaja menos (en el trabajo) y construye más.
¿Estás construyendo algo en el trabajo? Administrar no es construir. Planificar no es construir. Ni siquiera crear es construir. Construir es lo que hizo Dr. Dre con varias compañías discográficas y artistas de rap, lo que hizo Einstein con un nuevo mundo de pensamientos, lo que hizo Tim Ferriss con un nuevo modo de vida. Si tu trabajo conlleva construir algo duradero para ti y para otros, estupendo: deja de leer esto y sigue con lo que estabas haciendo. En caso contrario, si quieres crear una compañía, una tendencia o un estilo de vida, tienes que empezar a construir. Paso a paso, día tras día, semana tras semana, mes a mes, año tras año. Como dice un proverbio chino, "lo importante no es la cosecha, sino el trabajo duro y el fertilizante".
2. Entrena.
Sea cual sea tu entrenamiento, ¡hazlo! Tanto si es una carrera, un estiramiento clásico, yoga, levantar pesas o calistenia, o si nadas, surfeas o solo caminas, la salud no es negociable cuando hablamos del desarrollo personal. Una persona saludable es más propensa a tener confianza en sí misma, a sentirse motivada y lista para emprender la trayectoria para alcanzar sus metas. Saber que podemos confiar en nuestro cuerpo nos hace confiar en otros aspectos de nosotros mismos.
3. Practica la honestidad y la verdad.
Seamos sinceros: no aprendemos a ser honestos. No es ni fácil ni normal compartir nuestros verdaderos pensamientos y sentimientos de forma segura, así que nos lo tragamos todo. No obstante, si practicamos y nos ponemos a prueba, podemos progresar hacia una vida más sincera con nosotros mismos.
Los momentos de conflicto son momentos de verdad. ¿Luchas por ti mismo o por personas que valoras, o te rindes para no meterte en líos?
4. ¡Escribe lo que quieres hacer!
Cualquiera que haya escrito un libro, una tesis o un ensayo se acuerda fácilmente de lo que escribió. Por el contrario, hablar no es especialmente efectivo a la hora de inculcar ideas en la mente humana. De hecho, suele pasar que, al hablar sobre objetivos, les restamos poder. ¿Por qué? Cuando hablamos, las palabras desaparecen en cuanto las pronunciamos, mientras que la palabra escrita es mucho más duradera y nos obliga a formular nuestros pensamientos de forma más coherente. Toma el hábito de poner tus sueños y objetivos por escrito.
5. Visita talleres y seminarios (seleccionados previamente).
Pueden ser una ayuda increíble, pero ten cuidado: muchos talleres son un fraude. La mayoría de eventos nos llenan de entusiasmo durante unos días, prometen que van a "transformar tu vida por completo con principios de tu mundo interior para conseguir resultados en el mundo exterior". Sin embargo, la verdad es que todo depende de si pones en práctica todo lo que has aprendido. Y ahí es donde la mayoría fracasa. El verdadero taller comienza cuando terminan las sesiones dirigidas por el instructor. No caigas en la trampa de creer que dos días cargados de energía te van a llevar donde quieres ir.
6. Controla lo que comes.
Puede parecer obvio, pero también difícil. No tienes que ser un experto en gastronomía para comer bien, solo tienes que tomar el hábito de comer bien.
¿Que qué tiene que ver la comida con el desarrollo personal? La energía: después de todo, la comida es la gasolina que mantiene el motor en marcha. Empieza descubriendo los alimentos que te roban y los que te proporcionan energía. A partir de ahí, convierte en un hábito comprar y comer lo que te sienta bien.
7. Lee, aprende y escucha.
La mayoría deja de estudiar cuando acaban la escuela o la universidad. ¿Por qué? Porque ya nadie les obliga a seguir haciéndolo. Necesitamos un buen motivo para estudiar, para leer y para escuchar y, si no es obligatorio, es fácil quitar el pie del acelerador. Pero, si queremos cambiar aspectos de nuestra vida, tenemos que aprender a hacerlo. Una vez que nuestra red de conocimiento se expande, es más fácil esforzarnos conscientemente para descubrir qué es lo que nos funciona.
8. Reflexiona sobre el día, la semana, el mes y el año.
La reflexión es donde los extrovertidos pueden aprender de los introvertidos. Al igual que hacemos inventario de un almacén, tenemos que aprender a hacer inventario de nuestra mente. Es fácil hacerlo, pero también es fácil no hacerlo. Si eres de las pocas personas que escribe en su diario lo que le sucede en la vida, sé inteligente y guárdatelo para ti. Lo más importante que sucede al hacerlo es que aprendemos a valorar más nuestro tiempo.
