Seamos sinceros: ¿cuál es la verdadera razón que se esconde debajo de ese gran y holgado jersey que has estado llevando todo el invierno? ¿Es para tener más calor o para esconder esos kilos de más? No tienes por qué avergonzarte, no estás solo. Un estudio que se realizó a 315 personas descubrió que estas personas consumieron una media de 222 calorías más al día durante el otoño y el invierno, en comparación con la primavera. ¿Cuál es el motivo? Pues va mucho más allá de todas esas galletas y dulces que comemos de más.
Motivo 1: más grasa = más calor
Los científicos creen que nuestro cuerpo está genéticamente predispuesto a engordar en esta época del año, un método de supervivencia para mantenernos en calor y también, en caso de que haya escasez de alimentos a medida que el invierno empeora. ¿Es una excusa válida? No lo creemos así. Hoy en día la temperatura de nuestro entorno es normalmente caliente y estable. Además, no necesitas preocuparte por la escasez de alimentos. La mayoría de nosotros no cazamos nuestras comidas, así que di al cuerpo que se calme y que controle lo que consume.
Motivo 2: te deshidratas
Lo creas o no, en realidad sudas tanto en invierno como en las estaciones de verano y primavera. Debido a cosas como el calor seco de los radiadores y todas esas capas de más que nos ponemos encima, el cuerpo puede deshidratarse con facilidad. Cuando esto sucede, el cuerpo responde a esta deshidratación con sensación de hambre.
Motivo 3: te sientes TRISTE
El invierno puede causar inactividad o incluso un grave trastorno afectivo estacional (TAE). Es un tipo de depresión que afecta normalmente a las personas durante este tiempo frío, oscuro y desagradable. Los síntomas pueden ser una profunda tristeza, irritabilidad, falta de interés en las actividades sociales, incapacidad para concentrarse y fatiga extrema. Se sabe que esto provoca ansias de comer alimentos con alto contenido calórico para que te sientas mejor y mejores tu estado de ánimo. También puedes sentirte vago y sin ganas de entrenar.
Motivo 4: por supuesto, los dulces de Navidad también influyen
Ya hemos mencionado en otro artículo que un americano ganará de media 1 ½ a 2 ½ kg desde el Día de Acción de Gracias a Año Nuevo. Es la temporada del buen comer y no hay nada más difícil que evitar las muchas opciones poco saludables, ya sea en la oficina, en Navidad o con la familia de celebración. Sabemos que todos estos dulces hacen de la Navidad algo especial, pero aún así, no dejan de ser una excusa. Encuentra la forma de evitar esos hábitos de comer en exceso, centrándote en dulces y caprichos sin azúcar, eligiendo alimentos saludables que puedan saciarte y ahorrarte en pensar en tu sistema digestivo antes de repetir e ir a por la segunda ronda.
No te agobies...
A todo el mundo le encanta la Navidad, pero no podemos negar que es un poco estresante. Tenemos demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para relajarnos, y este periodo de final de año es una bomba de relojería. Y el estrés nunca viene solo, el comer por impulso calma nuestros nervios y detiene el tiempo durante una fracción de segundo. Provocado por tus propias emociones y el aumento de las hormonas del estrés, el hambre golpea dos veces y como es invierno, lo más probable es que comas más cuando se active este proceso. Pero no olvides que hacer deporte es lo mejor para combatir el estrés y estar sano.